Los aromas frescos y florales nos ayudarán a crear esa sensación
Con el cambio de estación, a todos nos entran las ganas de dejar atrás la ropa de abrigo y los olores más intensos para pasar a llevar prendas más ligeras y fragancias con aromas más florales que nos recuerden a la época del año en la que estamos.
Inconscientemente, asociamos el sol y las temperaturas cálidas a ciertos aromas más frescos ya que, con estos elementos comienzan a nacer las primeras plantas, se dejan ver las primeras flores, y los árboles empiezan a florecer y llenar sus copas de hojas verdes. Precisamente este cambio de colores en el paisaje es lo que da nombre a esta estación, ya que “primavera” significa “primer verdor”.
La primavera no sólo la sangre altera, también el olfato
Podemos empezar por cambiar la fragancia que utilizamos. Cambiar los aromas más intensos, como la canela o la vainilla y dar paso a otros como el jazmín, la gardenia, el azahar, las rosas o el aloe vera. Incluso para las personas que siguen queriendo utilizar un perfume con un toque dulce pueden decantarse hacia aromas frutales como el mango o los frutos rojos. Si queremos trasladar esta sensación a nuestro hogar, se puede conseguir de manera fácil y rápida colocando en las estancias difusores de varillas con las notas olfativas primaverales que más nos gusten.

“Verde que te quiero verde”
Los colores también pueden ayudarnos a dar ese cambio en la decoración que nos proporcione la sensación de estar en mitad del campo. Los tonos verdes contribuyen a crear un ambiente más acogedor y vivo. El lugar idóneo para colocar un producto de ambientación, como un difusor, es aquel donde se vea pero sin que llegue a ser el gran protagonista. Por ejemplo, en una mesa auxiliar o en una estanterías junto con otros objetos de decoración.
Como habéis podido comprobar, tan solo son necesarios dos sentidos para que la percepción de nuestra realidad cambie. Mediante el olfato y la vista hemos logrado abrir la puerta de nuestros hogares a la primavera.